Separado de mi bebé al nacer
Testimonial Anónimo
Siete (7) días después del nacimiento de mi bebé, mi ex esposa se fue, bajo la presunción de abuso.
Utilizó una falsa denuncia de violencia doméstica, para separarme de mi bebé.
Dado que la misma generó una orden de restricción en mi contra. Lo anterior no es más que una herramienta que a menudo se usa para manipular el sistema judicial y alejar a los niños de sus padres, una táctica que resulta en utilizar a los niños como arma en contra de su padre y que puede conducir a problemas de salud mental para el niño durante toda la vida.
Afortunadamente, inmediatamente tomé medidas legales, sabiendo que mi hija tiene el derecho legal a una relación pacífica con ambos padres y los tribunales deben hacer lo que sea mejor para el niño.
Cuando me concedieron visitas con mi bebé, habían pasado 58 días, tiempo durante el cual no pude ver a mi Bebé. Mi bebé nació prematura, no tuve acceso a sus citas médicas, no sabía si estaba sana o si había experimentado alguna complicación. No sabía si fue bautizada, aunque mi hermano (es decir, su tío) era el padrino acordado.
Mis visitas fueron organizadas en el apartamento de la madre de mi ex esposa, supervisadas por las mismas personas que instigaron el conflicto, su madre y su hermana. Mi ex esposa estaba presente, a sabiendas de que ella misma había interpuesto una medida de protección en mi contra y que ella misma estaba incumpliendo. Esto mismo tenía como objeto el denunciarme por incumplimiento de esta medida de protección.
Durante meses en mis visitas, fui atacado verbalmente, acosado, grabado, llamado con sobrenombres e incluso amenazado con que mis visitas fueran trasladadas al área social y llamado con sobrenombres e incluso amenazado con que mis visitas fueran trasladadas al área social - "Para que yo sudara afuera con el calor" - increíblemente, sin pensar en el bienestar de la bebé, ya que ella también estaría incómoda. Peor aún, mi ex esposa insistía estar en las visitas con mi hija. Aunado a esto, nadie en mi familia podía ver a mi bebé. La familia materna publicaba rutinariamente fotos de sus salidas con la bebé en las redes sociales, en fiestas, en eventos y durante días festivos; mientras yo solo pasaba 4 horas por semana con mi hija, en un ambiente tóxico y supervisado por la familia materna.
Cuando mi ex esposa violó la reglamentación de visitas y no me permitió ver a mi bebé en mi primer Día del Padre, me sentí desesperado, solo y muy triste. Aunque no estaba en casa para honrar la visita designada por el tribunal, su excusa fue que tenía miedo de abrir la puerta. Por lo que se le dio una advertencia por el parte del juzgado por el incumplimiento.
Rutinariamente su familia me instigaba y su padrastro decía: "tenemos experiencia en esto (es decir, su familia tiene varias generaciones de problemas legales de custodia / divorcio)." "Tenemos los mejores abogados en Panamá. Usted no es de este país, las cosas funcionan de manera diferente aquí." "Nos vemos en la corte con mi equipo de abogados…" "Tú le pagaste el juez." Y quizás lo peor de todo: "No amas a tu hija," durante mi visita, mientras mi bebé dormía en mi pecho, como siempre lo hacía durante mis visitas cortas con ella (2 horas / 2 veces por semana).
Mientras tanto, nunca he dejado de realizar un pago de Pensión Alimenticia, y de manera voluntaria, desde antes que el juzgado dictará una sentencia.
Ya ha pasado 1 año desde que empezó todo el proceso legal, y soy libre de recoger a mi hija y pasar tiempo con ella en un ambiente saludable y positivo.
Lamentablemente, todavía solo veo a mi hija 4 horas por semana y mi ex esposa usa cualquier excusa para no honrar este tiempo; acciones que finalmente causan un daño psicológico que puede romper el vínculo entre nosotros y confunden a mi hija en esta edad tan valiosa en la que debería poder conocer bien a su padre.
Estoy comprometido a criar a mi hija en el ambiente más positivo y amoroso posible y protegerla de las acciones dañinas de mi ex esposa. Finalmente, las tácticas utilizadas para separar a mi hija de mí han fallado. Aunque la experiencia ha sido y continúa siendo traumática, el impacto de esta experiencia solo ha servido para que yo siga luchando por crear un vínculo inquebrantable entre mi hija y yo.
Animo a cualquiera que esté pasando una situación similar. Los insto a que se presenten y busquen ayuda de inmediato. La Fundación Mi Papa se compromete a promover los derechos de los niños, el interés superior de los niños y es un excelente recurso para cualquiera que esté pasando por esto.
Luchar por ellos siempre vale la pena
Testimonial Anónimo
Luego de convivir con una persona por más de 7 o 8 años sin hijos, ya teniendo en mi caso niños grandes de mi primera relación, decidí con mi entonces esposa, tener un hijo. Desde que conocí a mi ex pareja supe que emocionalmente no estaba bien; pero yo le busqué ayuda y la recibió, aunque no precisamente de forma voluntaria, solo, puse tierra al problema que se desenterró justo después de nacer nuestro hijo.
A escasos 3 meses de nacido, sin mayor explicación o algo que lo justificara, apareció todo un pelotón de policías en mi residencia, los cuales manifestaron estaban ahí por atender una llamada, de mi esposa, que denunciaba violencia doméstica, siendo advertido amablemente por un comisionado con cara de asombro igual que la mía, pues el ambiente del lugar no era el manifestado en la llamada.
La denuncia fue ratificada en corregiduría por mi pareja y procedieron a ir por mí, a mi casa para ser llevado a la estación de policía, sin ser encarcelado, los policías estaban casi conscientes de que había algo raro en ella, pero simplemente hacían su trabajo.
Tuve que dejar mi casa y quedar en la calle, sin nada, sin casa o carro o bien alguno, el sistema judicial no contempla esa parte, ya que si lo analizamos afecta también directamente a los menores.
Mi primera audiencia, fue siete -7- meses después de la salida forzada de mi casa, que correspondía al Proceso de alimentos y luego dos -2- meses después audiencia de Guarda y Reglamentación de Visitas, donde se reglamentaron visitas para mí, las cuales jamás fueron cumplidas por la otra parte, de hecho desde la salida de casa gracias a la denuncia inicial, no supe nada de mi hijo hasta un año-1- y dos- 2- meses después, aun habiendo una reglamentación vigente, por lo que tuve que interponer ocho 8- desacatos que se acumularon, pesé a eso y me intensión de poder ver a mi hijo, se seguía oponiendo mi ex esposa, a que yo pudiera ver a nuestro hijo.
Me interpusieron denuncias penales hasta por buscar a mi hijo, acercamiento que se daba porque yo tenía la orden judicial que reglamentaba las visitas, lo mismo se realizaba para seguir obteniendo boletas de protección, que eran utilizadas para justificar la renuencia y el simple deseo de la señora, de no querer dejar que yo comparta con mi hijo.
Así, se dieron las cosas en casi cuatro -4- años, lo que dio por resultado, cinco-5- denuncias penales, todas absurdas, llegando al punto de interponer denuncia contra la abuela de la menor, siendo esta la designada por juzgado a recoger a mi hijo, saliendo sobreseído de todas incluyendo la primera por supuesta Violencia Domestica; que demuestra que siempre he sido inocente, pero me costaron mucho tiempo sin ver a mi hijo y mucho dinero.
Gane los desacatos acumulados inicialmente y fue sancionada por una irrisoria suma la cual pagó un año después sin sanción alguna. Hay días que pienso en lo saturado del sistema de familia lo cual no parece dejar ver al sistema cosas, que, para nosotros, los afectados, son evidentes.
Las mentiras, denuncias falsas, judicializar a los menores sin medir consecuencias, los miles de dólares invertidos por las partes, que fácilmente pudieron ser usados en cosas más productivas para los niños, da mucho dolor, ni siquiera contemplan los costos de abogados en los gastos a la hora de asignar pensiones y muchas otras cosas.
Hoy en día gracias a mi perseverancia, la verdad y el apoyo incondicional de una buena abogada, he podido retomar mi relación con mi hijo, la cual, aunque es cada 15 días, es muy valiosa para mí, y me demuestra que toda esta lucha, que aun llevo vale la pena, ya que es por el bien de rescatar los derechos de mi hijo y de nuestra relación Padre e hijo.
Los hijos crecen, ven y escuchan todo en ambos lados, pero hay padres que piensan que no crecerán y no preguntarán. Mediten antes de iniciar denuncias falsas, ellos son los perjudicados al final.
Vivo pensando en juzgados todas las semanas, ya por casi 8 años, imaginando que otra cosa interpondrán en mí contra, acusaran o inventaran para distanciarme de mi hijo nuevamente, eso no es vida, pero principalmente afecta el interés superior de mi propio hijo, espero y seguiré pensando en que esta realidad puede cambiar más adelante.
Comparto mi historia queridos Padres, para que conozcan de primera mano, que no son los únicos que pasan esta situación, los insto a que no desistan y sigan luchando por el bien de sus hijos, ya que como padres en conflictos legales es lo único que le demostrará a futuro que siempre los hemos amado.
"Señor, su hija no sabemos donde está"
Testimonial Anónimo
Nuestra hija nace en septiembre del 2010, dada mi profesión de Ing. Náutico por lo que estuve ausente en su nacimiento, aunque había planificado estar en casa, no pude estar, ya que su nacimiento fue prematuro. Durante la relación de noviazgo con mi ex esposa, siempre hubo altas y bajas, como en todo. Sin embargo, al nacer nuestra hija, todo se fue complicando y deteriorando.
Yo llego a casa cuando ella tenía aproximadamente dos meses de nacida, el comportamiento y la convivencia con mi exesposa era cada vez más complicado y extraño. Cuando decidí afrontarla por los problemas que pasábamos, ella se fue de casa con nuestra pequeña, abandonó el hogar y yo no tenía idea dónde estaban.
Al regresar unas semanas después, ya tenía una solicitud de pensión alimenticia por $3,000.00, la cual sobre pasaba mi ingreso mensual; a su vez me tenía una orden de alejamiento y protección para ella y nuestra hija. Al hacerle el reclamo, de el porque hacia estas cosas, se sintió presionada y es cuando para ella, la solución fue intentar lanzar a nuestra hija por el balcón (vivíamos en un 9° piso), para así terminar con todo.
Fue una noche de terror para mí. Irónicamente yo fui desalojado de mi apartamento. A pesar de haber interpuesto la denuncia, ella salió libre de cargos, por falta de testigos. Mientras ese proceso legal se desarrollaba, gestionábamos el proceso de guarda crianza y reglamentación de visitas, donde a ambos nos practicaron evaluaciones psicológicas; los resultados arrojados por las pruebas de mi ex esposa ¡son para irse de espalda!
Al inicio de mi reglamentación de visitas, para con mi hija era supervisadas con personal de psicología para ayudar a adaptarnos y conocernos. Esto fue dos veces por semana, por dos horas cada visita. Luego de varias sesiones, ya podía llevármela a casa para visitas solo durante el mismo día, igual, dos veces por semana.
Al inicio era complicado, pues mi ex esposa se rehusaba a cumplir con estas visitas, hasta que poco a poco fue cumpliendo. Irónicamente, antes de que fuera declarada inocente por el intento de violencia contra nuestra hija en relación al incidente del balcón, el juez donde se tramita la guarda crianza y reglamentación de visitas decidió otorgarle la guarda a los abuelos maternos, esto con la finalidad de que, si ella saliera condenada por el incidente del balcón, no afectara el destino de nuestra hija.
Lo curioso es que le otorgan la guarda a los señores sin hacerles ningún tipo de estudio y sin tomarme a mi o a mis padres en consideración. Pero lo irónico es que todos viven juntos, el cambio de guarda crianza fue solo en papeles. Desde noviembre del 2012 que estos señores firman conforme la aceptación de guarda crianza de mi hija, se mudan a vivir a lo que era mi apartamento (inteligentemente mejoran su calidad de vida usando a mi hija de paraguas) y aceptan cumplir con todo lo ordenado por el tribunal en cuanto a cumplir la reglamentación de visitas establecidas, créanme o no, esto nunca se ha cumplido.
Como pasó tanto tiempo mi hija y yo somos extraños, no nos conocemos a ciencia cierta, nuevamente empezamos con visitas supervisadas, y cuando empieza a romperse la coraza, se me hacia el tiempo para volver a salir de Panamá por la profesión que ejerzo, sin embargo, también podía mantener una comunicación telefónica, pero deje de llamar porque me insultaban y me cerraban las llamadas.
Dado esto cada mes antes de llegar a casa, mi apoderado judicial informaba al tribunal de mi fecha de regreso, esto para que se cumpliera todo el largo protocolo de notificaciones y demás, los abuelos se daban por notificados, pero cuando llegaba el día que tenía que buscar a mi hija, simplemente no aparecían.
Luego intentaban justificar su ausencia con excusas absurdas, que si se fue al interior, que si se enfermó, que se les olvido, en fin. De esta forma, jugando al gato y al ratón por dos meses que es lo que normalmente dura mi estadía en casa. Al yo tener que volver a mis labores, ellos quedan en paz por otros dos meses porque las visitas son solo para mí, no incluye a mis padres; mis padres tendrían irónicamente que solicitarlas.
De esta forma, desde el 2012 a la fecha hemos acumulado una cantidad incontable de desacatos probados, donde las multas solo oscilaban entre $50 y $100 cantidad que puede ser pagado por los abuelos de mi hija, y por lo tanto no ha sido pagada, sin mayores consecuencias para estos, ya que estas sanciones se repiten una y otra vez.
A su vez, estas multas deben ser pagadas en un correo de la localidad y son giradas a favor del afectado, en este caso, para mí. Es por ello que estos señores al darse cuenta de la debilidad del sistema hacen caso omiso a una orden judicial, haciendo cada vez más grande la bola de nieve, incumpliendo la reglamentación de visitas porque no hay nada ni nadie que los obligue.
Inclusive se hizo un tiempo en que el tribunal enviaba trabajadoras sociales para conocer el estado de mi hija, y al no dar con ella, simplemente decían que su paradero era desconocido, y así sin hacer más: “señor, su hija no sabemos dónde está”.
Me tocó contratar un detective privado para dar con su paradero en donde descubrimos que mi exesposa vivía con nuestra hija en una casa en Tocumen, y sus abuelos, los que legalmente eran los guardadores, viven en su apartamento aparte en el centro de la ciudad. Mi hija asistía a una escuelita improvisada en una de las casas de la barriada en Tocumen. Dicha escuelita no estaba avalada por las Autoridades Educativas y las condiciones no eran apropiadas para tales actividades. Para ayudar a dar con el paradero de mi hija, yo me dirigí a la entidad correspondiente, buscando información, solicitando de su base de datos de matrículas tanto de escuelas particulares como oficiales, pero desafortunadamente, solo tienen las matrículas de las escuelas oficiales. Esto es algo que puede mejorar, porque ayudaría a encontrar menores que se encuentren en casos como el mío.
Con todo esto probado, no se tomó ninguna medida. Lo más que se ha hecho, fue en 2019 y ya a lo ultimo de esta carrera, fue incluir a los abuelos en el Pele Pólice, acción nuevamente difícil de cumplir, porque ¿qué sospecha pueden levantar dos señores mayores de decente apariencia? Por insistencia y por más incumplimientos, finalmente les ordenaron treinta (30) días de apremio corporal o hasta tanto lleven a mi hija a la visita.
El abuelo fue capturado en febrero del 2020, prefirió estar treinta (30) días arrestado, antes de que llevar a mi hija a las visitas. Lo más insólito, es que es el tribunal quien le gira estas ordenes y sanciones, sin embargo, ellos se presentan a notificarse y ahí mismo nadie los detiene.
Estimados lectores, mi hija y yo hemos sido víctimas de un sistema poco susceptible a lo que verdaderamente importa, las relaciones familiares, un sistema que favorece sin duda al sexo femenino sin importar realmente el bienestar de un menor. Yo no he pasado una sola época navideña con mi hija, un solo día del padre, ni vacaciones de verano, ni tampoco un fin de semana, en fin, nada de lo que dice la resolución de reglamentación de visitas.
Por mi propia paz, entendí que no habrá nada en el mundo que haga cambiar esto y decidí darle tiempo al tiempo. Mi última acción judicial ha sido interponer una denuncia penal contra los abuelos de mi hija por “incumplimiento de deberes”, por lo cual en estos momentos están siendo investigados y les han girado medida cautelar entre lo que dure el proceso
Mi intención realmente no es ver a estos señores tras las rejas, porque no hay sanción en el mundo que nos devuelva el tiempo perdido a mi hija y a mí, pero si me sentiré en paz cuando, de ser probada mi denuncia (pruebas hay de sobra), quede en firme demostrado su incumplimiento y responsabilidad de sus actos. La última vez que vi a mi hija bajo visita supervisada (sí, nuevamente) fue en el 2019, desde entonces no he vuelto a saber de ella porque dejaron de llevarla.
Mi hija dentro de pocos días cumplirá 11 años; solamente pasamos juntos unas horas de su cumpleaños N° 1 pero ya falta poco para que sea adolescente y luego mayor de edad. Eso es lo que yo espero con mucha paciencia y en verdad espero que Dios nos de vida y salud para poder estar juntos sin que nadie nos lo impida y poder explicarle y demostrarle que todo lo mal que le han hablado de mí, no es cierto, que yo no la abandone, sino que su familia nos separó.
Estoy seguro de que tendremos esa oportunidad y de ahí en adelante vivir sin obstáculos como padre e hija.
Agradecido con Fundación Mi Papá por el apoyo y la oportunidad brindadas.